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Arquitectos: Di Frenna Arquitectos
- Área: 389 m²
- Año: 2020
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Fotografías:Lorena Darquea
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Proveedores: Helvex, Hunter Douglas, Adobe, AutoDesk, Bruno, Estevez, Grupo Arca, Holcim, Lumion, Marmoletti /, TRAMEVI, Tecnolite, Trimble
Descripción enviada por el equipo del proyecto. Casa Mao marcó la pauta para lograr un perfecto balance de contrastes. Al recorrer la casa se experimenta un diálogo subliminal y discreto en medio de elementos que se contraponen y que a la vez generan una homogeneidad impecable entre ellos. Las características de un terreno esquinero totalmente abierto encauzaron el emplazamiento de la casa a cerrarse casi por completo al exterior para dar privacidad a los usuarios y proteger la construcción de su orientación al sol. Esta iniciativa permitió al proyecto abrirse al interior y corazón de la casa, donde las principales vistas se dirigen a la rica vegetación selvática que rodea el contexto. Parotas, palmas y la materialidad elegida, provocan una sensación de frescura dentro de un clima cálido sub-húmedo como es el de la zona, Colima.
La fachada Este se mantiene discreta, cerrada, con dos elementos horizontales que no delatan el resto de la volumetría de la casa, la cual goza de un constante juego rítmico de cuerpos monumentales variados en su materialidad y en sus dimensiones. La misma premisa se consiguió en la planta baja de la casa, que se aventura con una doble altura en el ingreso principal y se opone a una misma altura mesurada en el resto de las áreas. Indagar por una estética plástica contemporánea llevó al proyecto a la elección de materiales que cumplieran con una misma característica: la atemporalidad.
Muros de concreto pigmentado negro se contraponen con otros mucho más artesanales que se visten de tabique de barro naranja procedente de un pueblo mágico contiguo a la locación, Comala. La propuesta de materialidad obedece al análisis y observación del comportamiento natural de los mismos, que al final dotan de una riqueza imperceptible al proyecto y que se planea envejezca dignamente y sin pretensiones con el paso del tiempo. La planta baja contiene las áreas sociales del programa. El ingreso peatonal destaca por una doble altura, se interrumpe asertivamente por elementos ligeros como las circulaciones diseñadas en madera y herrería; y finalmente desemboca en la agradable vista a la terraza, la alberca y la vegetación.
En la planta alta se encuentran las habitaciones de la casa, que continúan con el mismo lenguaje estético, retribuyendo una pausa en el programa, revocando la sensación de privacidad, calma y una atmósfera más cálida y cerrada comparada con la apertura de las áreas en el nivel inferior. La fenomenología que se vive al recorrer la casa se consigue no solo por sus texturas, olores, juegos de alturas y dimensiones, tiene también un papel importante la iluminación. Las aperturas cenitales y los grandes ventanales conceden un flujo de aire y de luz junto con una variación de sombras, que permite estar gozando cada espacio de la casa bajo la sensación de frescura.
El concepto de contrastes culmina con la inclusión de celosías como elemento escultórico en el proyecto. Estas son el prototipo insuperable del balance entre abierto y cerrado, entre sólido y vacío. Otorgan la visibilidad necesaria pero cuidan la privacidad, y se vuelven una ironía para el lenguaje estructural del proyecto, en el que se determinó exponer completamente la estructura contrario a este elemento de menor escala en donde se escondió lo que la sostiene.